miércoles, abril 30, 2008

Entrevista a Edith Litwin, nueva secretaria Académica de la Universidad de Buenos Aires

La doctora Edith Litwin es la secretaria académica de la Universidad de Buenos Aires, cargo que asumió a comienzos de 2008. El fortalecimiento de la docencia y de la calidad de aprendizaje de los estudiantes es uno de los ejes de la gestión de la funcionaria. En este sentido, Litwin afirma que la universidad pública debe ser de calidad.

Edith Litwin se graduó en Ciencias de la Educación en 1968 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y se doctoró en 1996. Fue directora del programa de educación a distancia UBA XXl. También se desempeñó como vicedecana, directora del Departamento de Ciencias de la Educación y del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras. En 2006 recibió el Premio Konex en el área de las Humanidades y para la disciplina Educación.

La entrevista a la doctora Edith Litwin fue realizada por la periodista Diana Costanzo.



lunes, abril 28, 2008

El sexo cuenta su historia en el país y el cronista es Federico Andahazi

El famoso autor de la novela "El anatomista" dice que quiso escribir -en tres volúmenes publicados por Planeta- una historia no académica de las prácticas sexuales. Ahora se edita el primer libro de la serie.

Por: Carlos Subosky
Fuente: ESPECIAL PARA CLARIN

Nota publicada en la página de Cultura de Clarín..

Michel Foucault en su "Historia de la Sexualidad" decía que a partir de la época victoriana el sexo es condenado al silencio y la sexualidad es cuidadosamente encerrada en torno a su función reproductora. "Si el sexo está reprimido", escribía Foucault, es decir, "destinado a la prohibición, a la inexistencia y al mutismo, el solo hecho de hablar de él, y de hablar de su represión, posee como un aire de transgresión deliberada".

Ese silencio y esa búsqueda de trasgresión fue lo que impulsó al escritor Federico Andahazi a escribir su último libro, "Pecar como Dios manda. Historia sexual de los argentinos. Desde los orígenes hasta la Revolución de Mayo", lanzado por la editorial Planeta, que es su primer trabajo de no ficción. El autor de "El anatomista" recopila la historia sexual del país en un recorrido que muestra la represión, doble moral, hipocresía, silencio, pero también las costumbres, las prácticas sexuales y las luchas por los derechos sexuales. Otro factor clave que queda en evidencia es el rol que la Iglesia Católica tuvo en la historia sexual del país.

Según el autor, la Iglesia tuvo una fuerte presencia. "Yo creo que ninguna otra institución ha pensado tanto la sexualidad como la Iglesia, diría que -por momentos- es casi monotemática. Si la Iglesia nos contara lo que sucedía dentro de los conventos o monasterios, se podría escribir el más fantástico libro de sexología y de prácticas sexuales".

Para Andahazi, "la sexualidad es una molestia para el poder". Sostiene que su meta fue poner en relieve todo aquello que se quiso ocultar durante tanto tiempo. Son hechos históricos relacionados con la vida sexual del país, que comienzan en la era precolombina y terminan en los inicios de la lucha por la independencia. Esta obra es la primera de una serie de tres volúmenes.

"Yo estaba trabajando en un proyecto de novela que iba a transcurrir en el Buenos Aires colonial -cuenta Andahazi- y cuando comencé a buscar material para documentarme acerca de ciertos aspectos de la sexualidad de la época, descubrí con asombro que no existía ninguna historia sexual de los argentinos. Me pareció una ausencia al menos sospechosa. Era extraño, porque no faltaba literatura o documentos al respecto. Por eso me decidí a escribir este libro, donde además de mi papel de escritor e investigador, recurro al psicoanalista que hay en mí".

Una de sus premisas fue mostrar que "no se puede comprender la historia de un país si no se entiende la historia de nuestra sexualidad, que no nace con nosotros. Es parte de tradiciones, prácticas y costumbres que nos vienen como herencia".

Entre las costumbres sexuales que recopiló Andahazi aparece la historia de los guerreros incaicos, que antes de una batalla, visitaban a los "Pampayrunas", hombres sagrados, que se vestían de mujer. "Este acto parecía ser una manera de infundirse valor antes de ir a una batalla. Creían que era mejor no tener relaciones sexuales con las mujeres antes del combate y por eso tenían sexo solamente con los "Pampayrunas", que eran elegidos especialmente por sus dotes sexuales".

Estas costumbres milenarias fueron historiadas -es decir, descriptas con detalles- por los miembros de la Iglesia que venían a evangelizar. Por un lado, el fervor reprimido, por el otro, la crónica y el análisis de las modalidades sexuales de los pueblos originarios. Un doble juego que puede interpretarse como un afán científico, también como una suerte de perversión.

En la época de la Colonia y hasta los días de la Revolución de Mayo, por ejemplo, Andahazi advierte que se dejó de hablar de sexo. "Se podría decir que en estos procesos revolucionarios se avanzó en lo político, social y económico, pero se retrocedió en lo sexual. Uno lo puede ver también en la Revolución Francesa de 1789 o en las revoluciones socialistas contemporáneas. En estos casos siempre primó, paradójicamente, la moral judeocristiana. Algo semejante pasó en la Revolución de Mayo. Los avances en libertades sociales y políticas tuvieron como contrapartida un notable retroceso en las libertades de orden sexual".

El sexo era un tema prohibido en Buenos Aires, sin embargo la cadencia provinciana de la vida porteña del siglo XIX también tenía sorpresas. En una excavación arqueológica -relatada por Andahazi- se descubrieron en la casa de una familia tradicional porteña tres "consoladores" de madera. Este descubrimiento es citado en el capítulo dedicado a los juguetes sexuales. "No entiendo cómo hoy puede haber pensamientos tan retrógrados en materia sexual, dado que el ejercicio de ciertas prácticas sexuales es mucho más antiguo de lo que muchos suponen".

Uno de los personajes más importantes que aparecen en el libro es Mariquita Sánchez de Thompson, quién vivió en el Buenos Aires colonial y también en la época independiente. Esta mujer se rebeló contra sus padres ante un casamiento obligado. Incluso les inició un juicio para poder casarse con el hombre que amaba. Para el escritor, "la lucha de Mariquita Sánchez de Thompson es la primera gran batalla sexual de la Argentina y el primer gran triunfo por los derechos sexuales de las mujeres. Creo que es una metáfora, que de alguna manera representa a todos aquellos que estaban obligados a compartir la sexualidad con alguien a quien no deseaban. Uno puede ver cómo en todo proceso revolucionario también hay una sublevación contra principios morales y cánones relacionados con cierto ejercicio de la sexualidad".

Otra figura interesante que se analiza en el libro es la Monja Alférez, Catalina de Erauso. Andahazi cuenta que en el siglo XVI el rey de España Felipe IV le otorgó la identidad masculina a una mujer -Catalina-- luego de que ella viviera con identidad masculina gran parte de su vida.

Catalina vivió su infancia en un convento español, del que huyó vestida de hombre. Con el tiempo, adoptó la identidad masculina y se hizo llamar Antonio de Erauso. Viajó a América para comenzar una nueva vida y logró ingresar al ejército como soldado para servir a la Corona en la conquista de América. Antonio de Erauso fue conocido por su valentía y por su fama de gran seductor de mujeres. Este Don Juan americano ascendió de soldado a alférez. Nadie supo la verdad, hasta que se vio envuelto en un juicio por asesinato, encontrado culpable y condenado a muerte. Sin embargo, un obispo se dio cuenta de su oculta identidad femenina y finalmente intercedió, al comprobarse que también era virgen.

Antonio fue perdonado y regresó a España, donde fue recibido por el rey Felipe IV. El monarca le otorgó títulos bajo el nombre de Antonio de Erauso, por su valentía y heroísmo. Y en un alarde de fastuosa modernidad, también lo autorizó a utilizar su identidad masculina. Años más tarde, el Papa Urbino VIII confirmó la decisión de Felipe IV. Antonio volvió a América con su nuevo nombre y se cree que estuvo en Buenos Aires.

El libro "Pecar como Dios manda" da cuenta de una constante doble moral, que recorre la historia sexual de la Argentina desde el momento en que llegaron los españoles a tierras americanas. "Esta doble moral continúa aún hoy y nos define de algún modo en lo sexual. Una cosa es la que se impone, la que se muestra, pero es muy distinto lo que sucede en la intimidad".

La reacción que su libro podría provocar en el mundo académico no desvela a Andahazi. "No me preocupa cómo la academia puede juzgar mi libro, yo sé cuál es mi lector, sinceramente lo único que me preocupa es su opinión. Además, la academia siempre llega tarde a todas partes, creo que no difiere mucho del pensamiento clerical, porque tiene una composición muy similar a la Iglesia. Es decir, tiene un pope y monjes que lo sostienen. También mantiene un dogma y un credo que va más allá de toda razón. Por eso desconfío de las estructuras verticalistas, como la academia. El ejercicio de la literatura y la investigación tienen que ver con la libertad, con la libertad más absoluta, no con un dogma".



sábado, abril 26, 2008

El auto como musa inspiradora: un viaje en la gran máquina cultural

Signo de liberación individual y marca de la modernidad, el auto demostró ser mucho más que un medio de transporte. Se masificó, ya en 1908 con el Ford T, hasta influenciar el mundo de las artes y la literatura.

Por: Carlos Subosky
Fuente: ESPECIAL PARA CLARIN

Nota publicada en la página de Cultura de Clarín..

Qué sería de Elvis Presley sin su Cadillac rosa?, ¿y qué de Sandro, sin sus sensuales autos descapotables?, ¿qué efecto habrían hecho las primeras fotos eróticas hacia 1920 sin la compañía visual de un auto?, ¿cómo habría sido la vida y la muerte de James Dean sin su Porsche 550 Spyder?

Al pensar estas respuestas, al imaginar la vida sin el automóvil, puede aparecer un vacío en la historia del arte y la vida cotidiana. Un vacío, porque el auto disparó en el imaginario cultural del siglo XX innumerables representaciones artísticas, que ya son parte de nuestra vida. El auto provocó una revolución cultural. Y esto fue así desde que nació como un juguete de los millonarios hasta que se masificó, en 1908, con el espartano Ford T creado por Henry Ford en Detroit.

Es que el auto no sólo se convirtió en un objeto de uso cotidiano. Su significado trascendió el mundo de la mecánica y el transporte. El auto se transformó en un fetiche, un objeto de distinción, libertad, rebeldía, un símbolo de potencia sexual. El arte captó todo eso y lo representó.

El investigador uruguayo Guillermo Giucci, autor del libro La vida cultural del automóvil. Rutas de la modernidad cinética -que acaba de editar la Universidad Nacional de Quilmes y la editorial Prometeo- afirma que el auto "es una gran proyección del hombre y en él puede verse la relación entre la expresión artística y la sociedad. Allí puede observarse como se van adaptando las nuevas tecnologías a la cultura". Giucci, docente en la Universidad de Río de Janeiro -enseñó también en Stanford, Los Angeles y Poitiers- es un experto en temas de cultura moderna, premiado con las prestigiosas becas Guggenheim y Tinker. Su libro pone al auto frente a un imaginario espejo donde se lo ve como una máquina cultural. "Hay muchas historias del auto desde el punto de vista técnico -explica el autor- pero mi objetivo fue presentar la trayectoria cultural del automóvil, eso permite pasear por una época y su cultura".

Signo de progreso y modernización, el auto fue apropiado por las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX como el Futurismo italiano, que lo vio como símbolo de ruptura con el arte tradicional. Hacia el año 1909, al grito de "matemos al claro de luna", los futuristas liderados por Filippo Marinetti -quien luego sería un entusiasta de Mussolini- vieron en la civilización del automóvil un signo de la velocidad típica de los nuevos tiempos, una fuerza que arrasaba con el pasado y con las tradiciones del arte clásico. Esto es: una coupé Bugatti era tan hermosa, o más, que una estatua griega. Giucci apunta que Marinetti "llevó al extremo artístico una pasión colectiva por el objeto técnico", transformó al auto "en un emblema del aniquilamiento del tiempo y del espacio". Con el Futurismo italiano, dice Giucci, "el auto pasó a ser una extensión del ser humano, una prótesis".

Si el siglo XX vió crecer el pro tagonismo de las mujeres en la vida pública, el automóvil fue un símbolo de su liberación. Un ejemplo es el cuadro de 1925 Autorretrato, de la artista polaca Tamara Lempicka, donde se la ve al volante de una Bugatti. Esta obra, señala Giucci, "atestigua la importancia del automóvil como signo de la liberación. Al contrario de Marinetti, Lempicka optó por una versión estática del movimiento, pero en esa versión la mujer dominaba el volante, es decir, el mundo". Esta imagen representaba "el sueño de control y de distinción. Hay algo de la mujer fatal en Lempicka, algo que se apoderaba de los emblemas masculinos y los dirigía a su gusto. También la colocaba como dueña de la tecnología, sin perder su dimensión femenina".

El proletariado, la alienación, el sistema de montaje en cadena creado por Henry Ford, también inspiraron a muchos. El auto, la fe en la mecánica, la estética de la máquina, podían ser indistintamente una inspiración para fascistas o comunistas. Es el caso del escritor francés Louis Ferdinand Celine -quien adhirió al nazismo en los años 30- con su novela "Viaje al fin de la noche". Es el caso del muralista mexicano Diego Rivera -ícono de la izquierda cultural latinoamericana- quién, contratado por la familia Ford, pintó los murales de "Industria en Detroit" a fines de los años 20 en Estados Unidos, donde captó el interior de la fábrica, el movimiento y la energía del proceso industrial.

En tiempos donde la velocidad se tornaba símbolo de la modernidad, la poesía tomó al automóvil como metáfora. En Latinoamérica, "la poesía fue especialmente sensible a esta unión de modernidad y tradición, representada por el auto. Los poetas de la vanguardia descubrieron nuevos temas para marcar sus diferencias con la generación anterior: la velocidad y vértigo de la vida moderna", explica Giucci. Es el caso del poeta brasileño Mario de Andrade -entre muchos otros- que escribía: "El amor existe. Pero anda en automóvil". Las marcas que el progreso dejaba en la sociedad con el auto como símbolo, revelaban su complejidad. Podía ser un símbolo de avance o de decadencia. Roberto Arlt en muchas de sus Aguafuertes Porteñas dio cuenta de eso, como en "El paraíso de los Inventores", donde habla de los cementerios de autos.

Alarmado, un ensayista como Ezequiel Martínez Estrada marcaba que los choferes tenían "una actitud antisocial, que en algunos casos se convertía en instinto criminal". El auto aparecía como un arma asesina y el peatón, una víctima indefensa. Martínez Estrada también entendía que el automóvil aparecía como una extensión de la propiedad privada, que avanzaba peligrosamente sobre el espacio público. El auto podía generar pesadillas: hacia 1973 el escritor estadounidense J. G. Ballard contaría en su relato "Crash" -adaptado al cine en 1996 por David Cronenberg- la historia de un grupo de personas que se excita sexualmente con los accidentes de autos.

También es cierto que, para los adolescentes que maduraron en la década de 1950, el auto era un signo de independencia. El rock reflejó eso en películas como Hot Rod Gang -filmada en 1958 con el cantante Gene Vincent- donde se veía a jóvenes que preparaban sus autos para correr picadas. Elvis Presley usó, como una extensión de sí mismo, un Cadillac rosa que hacía pasear -mientras él se quedaba en su casa- con un chofer, para complacer a sus fans. ¿Y qué decir del Rolls Royce de los Beatles, símbolo de la psicodelia de los años 60? Sin duda, el auto cambió el mundo. El teórico francés Roland Barthes decía que un Citröen era "el mejor mensajero de un mundo que excede al de la naturaleza". Ya en 1920 el poeta mexicano Salvador Novo lo intuía, cuando dijo que ese nuevo mundo nació el día en que Henry Ford "anegó de hormigas las calles del universo".




domingo, abril 20, 2008

La revolución del panfleto. Entrevista a Robert Darnton

La Revolución del Panfleto
Por Carlos Subosky. Nota publicada en la revista Ñ del diario Clarín el 12 de abril de 2008

El norteamericano Robert Darnton estudió el impacto de los best-sellers panfletarios, pornográficos y satíricos en la Francia pre revolucionaria. Libelos y autores fracasados –dice– explican la historia intelectual de la Revolución mejor que la Enciclopedia.


Los orígenes de la Revolución Francesa se estudiaron desde diversos ejes: la cultura y la política, la sociedad y la economía. Pero el historiador Robert Darnton se dedicó a investigar la influencia de los escritores de la Grub Street de París –y la de los libelos y libros prohibidos por el Antiguo Régimen– en la revolución de 1789. Grub Street (la calle de los gusanos) era el distrito parisino donde vivían escritores pobres y mercenarios: el nombre viene de Inglaterra, que ya antes tenía un barrio similar. A Grub Street llegaban miles de escritores del interior de Francia con el sueño de triunfar y al fin formar parte de la República de las Letras.Pero los esperaba la desazón y la miseria. Estos escritores frustrados –oscuros personajes que trabajaron como escritores a sueldo, mercenarios, espías de la policía o editores de literatura prohibida– vivieron precariamente y generaron un resentimiento hacia el Antiguo Régimen que estalló en 1789. "Entenderíamos mejor los orígenes intelectuales de la Revolución Francesa –escribe Darnton en su libro Edición y subversión– si dejáramos la Enciclopedia y descendiéramos a Grub Street".Desde su oficina en la Universidad de Harvard, donde es profesor y flamante director de la biblioteca –la segunda más grande de los Estados Unidos— Robert Darnton explica sus hallazgos.

En 1968 usted publicó un artículo sobre Grub Street titulado "El estilo de la revolución en Grub Street: J. P. Brissot, Espía de la Policía". Allí analizaba la influencia de los escritores a sueldo en la Revolución Francesa. ¿Cómo ve este artículo a la distancia?

Todavía creo que el tema es crucial para entender los orígenes y la naturaleza de la Revolución Francesa pero varió mi forma de pensar. En ese momento ponía el énfasis en las ambiciones frustradas y el resentimiento psicológico de los escritores a sueldo atrapados entre las alcantarillas de París. Muchos se habían propuesto emular a Voltaire y Rousseau pero no pudieron escapar de la pobreza y disfrutar una carrera como ciudadanos respetados de la República de las letras. Obligados a ganarse la vida como fuera, escribieron panfletos, compilaciones, boletines de noticias clandestinos, hasta pornografía, y a veces tenían que dejar de lado sus convicciones trabajando como espías para la policía o en otros trabajos humillantes. Pude identificar a varios en los archivos de la policía. Leyendo lo que escribían, detecté un tono de furia reprimida que evocaba la actividad periodística y panfletaria de los radicales entre 1789 y 1894.


¿Algunos de los escritores de Grub Street participaron en la revolución activamente?

Sí, muchos escritores a sueldo se convirtieron en líderes de la izquierda durante la Revolución. Abogaron por una revolución cultural dentro de la Revolución atacando la posición privilegiada de la vieja elite intelectual. Así, condujeron la batalla para la destrucción de la Academia Francesa, la Academia de Ciencias, la posición privilegiada de la Comedia Francesa, los exclusivos privilegios de diarios como la Gaceta de Francia, las pensiones de escritores que habían gozado del mecenazgo real. Todos los privilegios dentro del mundo de la cultura.Usted señala que hubo diversos matices en ese proceso.Existían muchas posiciones intermedias entre los escritores más famosos y los más indigentes. Algunos miembros de las elites literarias (por ejemplo, Chambort) se unieron a la izquierda después de 1789 y algunos escritores a sueldo (Du Rozoi es un buen ejemplo, que me gustaría estudiar con mayor profundidad) escribió propaganda para la derecha. No existe una fórmula para describir todos los alineamientos durante la década revolucionaria. Y si alguien propusiera una, yo sería bastante escéptico sobre su utilidad, porque el mundo real es demasiado complejo para ser reducido a un silogismo sociológico del tipo: a) los escritores a sueldo escribieron folletos sediciosos antes de 1789; b) la Revolución radical produjo más folletos sediciosos; por ende: c) los escritores a sueldo lideraron la Revolución radical.

¿Sigue interesado en la psicología de esos hombres?

A decir verdad, no. Me interesa más una perspectiva sociológica. Las ambiciones frustradas sin duda fogonearon a revolucionarios como Marat, pero esto no se extendió a todos los miembros de los escalones más bajos del mundo literario, y los estados psicológicos son difíciles de detectar para el historiador, y difíciles de reconstruir a partir de documentos. Mi amistad con Pierre Bourdieu y después de estudiar mucho su trabajo, hoy describiría el mundo literario en la víspera de la Revolución como un "campo" demarcado por posiciones de poder y una serie de instituciones. Por ejemplo: Rousseau opuesto a la de Voltaire, y el alineamiento del Museo de Paris opuesto a la Academia Francesa.

Sus artículos sobre el tema suscitaron polémicas entre los historiadores. Algunos lo acusaron de criticar a la Ilustración.

Mi artículo más controvertido y polémico se llama "La Alta Ilustración y el Bajo Mundo en la Literatura". Algunos que lo leyeron mal creyeron ver en él un ataque a la Ilustración en sí misma. Nunca adopté semejante posición. Incluso la versión original de ese artículo tenía un título más preciso: "Tensiones Sociales en la intelectualidad de la Francia Pre-revolucionaria". El título original, hubiera evitado muchos malentendidos, porque indicaba un acercamiento más estrictamente sociológico al tema.

En "Los Orígenes Culturales de la Revolución Francesa", Roger Chartier sostiene que la Revolución fue la que de algún modo inventó la Ilustración y no al revés. ¿Está de acuerdo?


Pienso que Chartier tiene razón cuando señala que los revolucionarios invocaban la Ilustración como una estrategia de legitimación, pero creo que se equivoca si llega al punto de sugerir que la Ilustración fue inventada por la Revolución. La invocación de las Luces es recurrente en los philosophes de mediados del siglo XVIII. Entonces la Ilustración era un movimiento que buscaba el control de las academias, los salones y los periódicos. Especialmente durante la crisis de 1757-1763 fue perseguida lo suficiente como para endurecer su capacidad de resistencia y reforzar su conciencia colectiva, pero no pudieron debilitarla y destruirla. Para cuando sus líderes comenzaron a morir –Voltaire y Rousseau en 1778– había conquistado posiciones de mando en el mundo de la cultura. El Régimen ya no la veía como amenaza, y sus partidarios de la generación más joven servían al Estado desde las posiciones privilegiadas en la Academia francesa, los periódicos importantes, y las prebendas dispensadas por sus mecenas de Versalles. El Régimen pudo integrar a la Ilustración sin socavarse. De hecho, si el movimiento reformista de ministros como Turgot hubiera triunfado, la Ilustración podría haber provisto el soporte ideológico para una monarquía constitucional progresista, algo más o menos cercano al modelo inglés o a la Monarquía de Julio de 1830. Pero otros factores hicieron imposible ese desenlace.

¿Cuáles?

Entre ellos, la bancarrota paralizante de las finanzas reales, el estancamiento económico de la década de 1770 y la disparada incontrolable del precio del pan, que lanzó a la gente a las calles en el momento en que la campaña por los Estados Generales había elevado la sensibilidad hacia temas sociales y políticos. Por eso, yo daría más espacio a una historia social y económica, y evitaría poner un énfasis excesivo en la historia intelectual al intentar explicar el advenimiento de la Revolución Francesa.

Usted analizó los libelos u obras de difamación del periodo. ¿Los historiadores dejaron de lado en sus estudios esta forma de expresión?

No prestaron suficiente atención a ese factor clave: el efecto de la literatura contestataria en el enajenamiento del apoyo público a la monarquía. En Los best-sellers prohibidos en Francia antes de la Revolución (FCE) estudié la difusión de libros y llegué a la conclusión de que el público lector consumía gran cantidad de libelos, además de las obras de autores famosos como Rousseau y Voltaire. Estoy completando un estudio de los libelos en sí mismos: representaban una lectura entretenida en el siglo XVIII e incluso hoy resultan fascinantes. A la vez que contaban historias escandalosas sobre las "vidas privadas" de figuras públicas (Luis XV, Mme. de Pompadour, Mme. Du Barry, María Antonieta, y todos los personajes de Versalles) transmitían una meta-narrativa acerca del despotismo y la decadencia. Cuando la crisis final golpeó a la monarquía en 1787- 1788, el público lo percibió como una amenaza renovada de despotismo, aún cuando los planes de reforma de los últimos ministros de Luis XVI fueron bastante progresistas y hasta el rey era un alma pacífica dedicada al bienestar de su pueblo.

¿Cómo influyeron estos hechos en la sociedad francesa?

La percepción de los hechos resultó ser tan importante como los hechos en sí mismos: la opinión pública resultó ser un ingrediente crucial en la mezcla de factores que llevaron al colapso del Antiguo Régimen. Los libelos continuaron después influyendo en el curso de los acontecimientos hasta el ascenso de Napoleón Bonaparte. Casi todos los políticos revolucionarios, desde Necker y Mirabeau hasta Marat y Robespierre, fueron calumniados en un tipo de biografía llamada "vida privada" o "vida secreta". La batalla ideológica tomaba a veces la forma de la calumnia. Una forma heredada de las polémicas del Antiguo Régimen pero con contenido nuevo: la idea era denunciar la corrupción y a los falsos patriotas más que revelar anécdotas picantes de deslices sexuales. La literatura de libelo nos da un modo de seguir la transformación de la cultura desde un mundo a otro, a través de la divisoria que fue la Revolución.

¿No tenían los libelos una connotación moral?

Variaban en tono y contenido. Algunos sacaban a la luz escándalos de una manera voyeurística que rozaba la pornografía. Otros adoptaban un tono moral elevado para denunciar la corrupción. En general, alimentaban la fascinación del público por las vidas privadas de les grands; así anticipaban el tabloide moderno.

Dice que siempre se vivió una era de la información. ¿También en los siglos XVII y XVIII?

En mi trabajo reciente cuestiono el lugar común de que "hemos entrado en la era de la información". No niego la importancia de la información disponible para todo el mundo hoy en día pero pienso que cada era fue, a su manera, una era de la información, de acuerdo con los modos de comunicación que prevalecían en ese momento. Para demostrarlo dediqué mucho tiempo a estudiar los medios que comunicaban noticias a los parisinos durante el siglo XVIII, especialmente chismes, canciones, grabados, boletines de noticias manuscritos, y todas las formas del mundo impreso. La información se movía rápidamente a través de todos esos canales, que se interceptaban y se superponían en circuitos de comunicación que pueden ser reconstruidos, al menos en los casos que han dejado su rastro en los archivos.

¿Estas investigaciones pueden ir más allá de los libros?

Creo que sí. La historia de los libros tal como se llevó a cabo en los años 50 en Francia se presta a este género de investigación, pero puede llevarse más allá de los libros en sí mismos. Los autores de libros recogían información de rumores en los puntos neurálgicos de los sistemas orales de comunicación: en cafés, por ejemplo, y lugares de reunión para nouvellistes (buscadores de noticias) en los parques públicos. Después ellos los incorporaban en narrativas o "crónicas escandalosas", y los mismos mensajes volvían a entrar en los circuitos orales en la discusión de los libros. Hay vívidas descripciones, incluso grabados en bronce, de parisienses leyendo en voz alta los unos a los otros y debatiendo la información en los impresos. Las canciones, de hecho, funcionaban como diarios. La gente improvisaba neologismos para viejas melodías, comentando a diario los hechos del momento en composiciones nuevas. Encontré miles de canciones registradas en álbumes de recortes manuscritos llamados chansonniers e identifiqué las melodías con que se los cantaba. Una amiga parisina, Helene Delavault, maravillosa cantante de cabaret, grabó las canciones para una versión en Internet de uno de mis ensayos; así el moderno lector-espectador-oyente puede recibir estos periódicos cantados a través de la Internet.

¿En qué lugar quedarán los libros impresos con la difusión del libro electrónico?

Trabajos recientes insisten en que un modo de comunicación necesariamente desplaza a su predecesor, pero los libros manuscritos continuaron en auge aún después de la invención de la imprenta. La investigación de Harold Love muestra que fueron un medio muy poderoso hasta fines del siglo XVIII. La radio no mató los diarios. La TV no destruyó la radio, y el cine sigue creciendo, pese a la competencia por parte de variadas formas de entretenimiento. Por supuesto, en todos lados existe el conflicto: no defendería la idea ingenua de la infinita y armoniosa expansión de los medios pero argumentaría que los viejos modos de comunicación, como el libro impreso, pueden coexistir y aun prosperar en una cultura multimedia. Publiqué varios trabajos académicos en Internet y estoy escribiendo un e-book (libro electrónico) que espero publicar, en versión reducida, impreso. Lejos de ser enemigos, los viejos libros y los e-books son aliados. La historia de los libros se nutre de ambos.



viernes, abril 18, 2008

Vidas arrasadas. La segregación de las personas en los asilos psiquiátricos

El Centro de Estudios Legales y Sociales ( Cels) ha publicado una investigación el libro "Vidas arrasadas. La segregación de las personas en los asilos psiquiátricos" editado por Siglo XXI.
Esta obra es el resultado de un trabajo conjunto realizado entre el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y el Mental Disability Rights Internacional (MDRI), El trabajo conjunto de ambas organizaciones en asilos y hospitales permitió documentar las sistemáticas violaciones de los derechos humanos a las que son sometidas las 25.000 personas recluidos en estas instituciones.
En la mayoría de los casos, se trata de “pacientes sociales”, a los que no se les ofrecen alternativas para desarrollar su vida fuera de la institución, y que deben permanecen asilados por períodos prolongados, sin contar con la asistencia médica, psiquiátrica, psicosocial o legal que podría poner fin a su encierro.


En Con Ciencia y Trabajo, la periodista y conductora del programa dialogó con Roxana Amendolaro, coordinadora del equipo de Salud Mental del Cels, quién participó en la investigación.



jueves, abril 17, 2008

Realizan estudios antropológicos y etno históricos en Antofagasta de la Sierra, Catamarca

El Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano lleva a cabo desde 1995 una investigación antropológica y etno histórica en la localidad de Antofagasta de la Sierra, en la provincia de Catamarca. El proyecto tiene el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Nación y de la Dirección de Patrimonio Histórico de Catamarca.

La investigación se enmarca en el área de la antropología sociocultural. Especificamente el trabajo se propone realizar etnografía. También se intenta hacer un relevamiento sobre los aspectos de la vida en la zona.

A continuación ofrecemos una entrevista a la antropóloga Silvia García, una de las coordinadoras del proyecto.




lunes, abril 14, 2008

La fiebre amarilla en Paraguay, Brasil y Argentina

Los casos de fiebre amarilla registrados en estos últimos meses en Brasil y Paraguay preocupan a la Argentina, principalmente a la zona fronteriza con estos países. Allí se están tomando medidas preventivas para evitar que la enfermedad ingrese al país.
Para conocer cuál es la situación de Argentina en relación con la fiebre amarilla, cuáles son sus características y cuál es la mejor forma de prevención, la periodista Diana Costanzo dialogó con el director nacional de prevención de enfermedades y riesgo del Ministerio de Salud de la Nación, doctor Hugo Fernández.

A continuación se podrá escuchar la entrevista.




miércoles, abril 09, 2008

Gilberto Freyre: la multicultura de Brasil

Gilberto Freyre sostenía que la multiculturalidad en el Brasil era un fenómeno positivo. La mezcla de los negros, mestizos y blancos dieron a su país una riqueza única en el mundo. Esta convicencia de descendientes de africanos, con portugueses y otros pueblos era, decía Freyre, un ejemplo a seguir en el mundo. Un mundo, que veía con horror la llegada del nazismo y del fascimo.

Gilberto Freyre fue sociólogo, antropólogo y ensayista. Nació en 1900 en la ciudad de Recife, Estado de Pernambuco. Falleció en Recife en 1987.

Participó en el movimiento modernista con el Manifiesto regionalista (1926). Influido por la visión culturalista de Franz Boas, rechazó el enfoque etnocentrista hasta entonces dominante en los estudios brasileños. Reivindicó el mestizaje entre blancos, negros e indios, la importancia del esclavo en la vida afectiva y sexual del país, y consideró el ingenio de azúcar como el microcosmos por excelencia de la vida social brasileña.

Destacan sus obras: La vida social en Brasil durante el siglo XIX (originariamente su disertación para el máster, 1922), Formación de la familia brasileña bajo el régimen de la economía patriarcal (1933), Sobrados y mocambos (1936), Nordeste (1937), Orden y progreso, El mundo que el portugués creó (1940), Problemas brasileños de antropología (1943) y Nosotros y la Europa germánica (1972). Existe en español una Antología de sus obras (traducción de María Teresa Leal, 1977).

A continuación ofrecemos un informe sobre Gilberto Freyre realizado en Radio Nacional. Se puede escuchar el testimonio del ensayista uruguayo Guillemo Giucci, quién estudió la biografía de este pensador brasileño.




Enrique González Tuñon: intimidad de Buenos Aires

Enrique González Tuñón, Texto extraído del Diccionario de Autores Latinoamericanos de César Aira. Emecé 2001.

Na­ció en Buenos Aires en 1901 y murió en Córdoba, tísico, en 1943. Era hermano del poeta Raúl González Tuñón, y como él, miembro ubicuo de los grupos en­frentados de Boedo y Florida. Trabajó como redactor en los diarios Crítica y Noticias Gráficas; el periodismo marcó toda su obra. Varios de sus libros son recopilaciones de crónicas. El primero, Tangos (1926), reúne relatos o estampas basados en letras de tangos. El alma de las cosas inanimadas (1927) y La rueda del molino mal pintado (1928) son viñe­tas publicadas en diarios. Apología del hombre santo (1930) es un homenaje a la memoria de Ricardo Güiraldes. El Tira­no (1932), subtitulada "novela sudameri­cana de honestas costumbres y justas li­beralidades", es una sátira a la dictadura de Uriburu. Del mismo año es su libro más recordado, Camas desde un peso (1932), novela o serie encadenada de relatos, dostoievskiana y poética, galería de retratos del submundo miserable de Buenos Aires. Sus últimos libros, recopilación de su trabajo perliodístico son Las sombras y la lombriz solitaria (1933), El cielo está lejos (1933) y La calle de los sueños perdidos (1941).

A continuación ofrecemos un informe especial sobre Enrique González Tuñon, realizado por Radio Nacional de Argentina, para su ciclo "Voces del Sur".



lunes, abril 07, 2008

Monseñor Romero: la lucha por los derechos humanos en El Salvador

Monseñor Oscar Arnulfo Romero fue arzobispo de la ciudad de San Salvador, El Salvador. Nació en Ciudad Barrios en 1917, estudió teología en la Universidad Gregoriana de Roma, donde en 1942 fue ordenado sacerdote.

Fue asesinado mientras oficiaba una homilía por grupos paramilitares de ultraderecha el 24 de marzo de 1980. El motivo de su asesintato fue su constante lucha por los derechos humanos en su país. Su muerte fue la puntada final para que se desatara una violenta guerra civil entre el gobierno cívico militar de derecha y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El conflicto nunca fue declarado en forma oficial, pero se desarrolló entre 1980 y 1992.

Fue conocido como "la voz de los sin voz" o como "San Romero de América".

Monseñor Romero creía que era posible la convivencia entre el marxismo y la Iglesia Católica. Fue uno de los que más denunció los asesinatos de los escuadrones de la muerte salvadoreños contra campesinos, opositores políticos e indígenas. También defendió los derechos civiles de los obreros, campesinos y aborígenes. También creía que la Iglesia tenía que tener opinión política.

Este religioso salvadoreño es uno de los diez mártires del siglo XX representados en las estatuas de la Abadía de Westminster, en Londres.

A continuación ofrecemos un informe especial sobre este religioso, con su testimonio.




Software libre en América Latina

En la era digital, el software libre se presenta como una alternativa que otorga diferentes posibilidades a los usuarios. Se trata programas que pueden ser usados, copiados, distribuidos y modificados libremente.

Franco Iacomella es miembro de la Fundación del Software Libre deAmérica Látina (FSFLA), desarrollador de Software Libre, estudiante e investigador de la Universidad de Buenos Aires. Ademas de participaren varios eventos nacionales e internacionales, ha disertado en el evento anual conocido como "Congreso Mundial del Conocimiento Libre".

En este diálogo con Diana Costanzo, Iacomella explica las ventajas del uso del software libre y sus diferentes aplicaciones en América Latina.